Francia, París, sábado 14 de junio del 2014
Mientras numerosos futbolistas lucen tatuajes por razones puramente estéticas, otros las utilizan para lanzar mensajes o rendir homenajes a personas queridas sin arriesgarse a que les saquen una tarjeta amarilla.
Es el caso del español Sergio Ramos, del ghanés Kevin-Prince Boateng, del croata Darjo Srna, del ecuatoriano Antonio Valencia y del argentino Ezequiel Lavezzi.
Ramos, defensa de la Roja y del Real Madrid, tiene casi tantos tatuajes como títulos en su palmarés.
En el brazo izquierdo, Ramos tiene las iniciales de sus padres, y entre ambos luce el número VII romano. La frase, en el idioma élfico de la película «El Señor de los Anillos», significa «Nunca los voy a olvidar». También lleva una estrella de David en recuerdo de su amigo, el jugador del Sevilla, Antonio Puerta, que murió en 2007 tras sufrir un desmayo a los 22 años durante un partido.
Boateng, mediocampista del Schalke 04, tiene 13 tatuajes. El «Ghetto Boy», como él mismo se denomina, tiene un «Pain vs. Love» (dolor contra amor) dibujado en el torso. Asegura que cada inscripción que posee tiene para él un valor sentimental. «Tengo África y Ghana por mi padre, el nombre de mi mujer y el de la ciudad donde vivo, Berlín. También tengo dos ‘jokers’, uno que ríe y otro que llora. Eso significa que después de las risas vienen los llantos», explicó.
Srna, defensa y capitán croata, se tatuó sobre el corazón el nombre Igor, en honor a su hermano que sufre síndrome de Down. Le dedica todos sus goles y se ha vuelto muy popular al regalar a huérfanos cientos de boletos para los partidos de su club, el Shakhtar Donetsk
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Valencia, extremo del Manchester United, sufrió una terrible pérdida el pasado año cuando su amigo, el delantero ecuatoriano Christian Benítez, murió en un partido con su club catarí Al Jaish. Tras el drama, Valencia se hizo tatuar el apodo del difunto, «Chucho», así como tres estrellas que representan su nacimiento, su muerte y su número de camiseta.
Lavezzi esconde sobre la cadera izquierda un tatuaje que representa a un genio del fútbol, Diego Maradona. El jugador del París SG no se cree una encarnación de su ídolo.
«Me gustaría que la gente deje de compararme con una leyenda. Nunca habrá más que un Maradona», dijo.
Por: AP