La reciente victoria de Jaime Lozano en la Copa Oro de la CONCACAF volvió a abrir el debate sobre quien debe asumir las riendas del combinado tricolor con miras a la Copa América 2024 y la Copa del Mundo de 2026. La vertiente más radical dentro de la Federación y la junta de dueños opta por buscar un entrenador y solo un reducido numero apoya la continuidad de Jaime Lozano, quien en las dos oportunidades que ha tenido al frente de la selección Sub-23 y la selección mayor, le ha dado la medalla de Oro y la Copa Oro a la FMF, lo cual le da las credenciales para quedarse de manera definitiva con el puesto de seleccionador.
La situación de la selección mexicana luce similar guardando las proporciones, a la que afrontaba la actual campeona del mundo en el año de 2019, la cual después de la pésima Copa del Mundo de 2018 y la crisis institucional de la AFA, nombro de manera interina a Lionel Scaloni, un inexperto entrenador para que tomara el mando de la selección albiceleste, dejando buenas impresiones y apoyaron el proyecto, que dos años después les dio una Copa América, después de mas de 25 años sin levantar títulos y un año después consagrándola como campeona del mundo.
Darle el proyecto a Jaime Lozano de la selección nacional, es trabajar a largo plazo, no solo con miras de 2026, si no al mundial de 2030. Jaime viene de trabajar con la mayoría de los seleccionados medallistas en Tokio 2020 y sobre los cuales debe forjarse la base para los siguientes dos mundiales, un entrenador que confía en el talento mexicano y, sobre todo, ya basta de traer entrenadores extranjeros que no sienten esa identidad con la selección, los resultados serán los mismos, como el ejemplo de Martino y su pésima Copa del Mundo de Qatar. Apoyemos a Jaime y porque no, que se convierta en el Lionel Scaloni de México, por el momento lleva 2 triunfos en sus aventuras en selecciones nacionales.