Brasil, Sao Paulo, miércoles 11 de Junio del 2014
A Neymar no le interesa ser el mejor jugador del Mundial Brasil 2014, sino levantar la Copa de la FIFA.
En su última comparecencia ante los medios antes del juego inaugural ante Croacia, a Neymar se le vio relajado, a pesar de la presión que existe para que brille en casa.
«Yo no quiero ser el mejor jugador del Mundial, ni ser el goleador, quiero ser campeón del mundo. Lo que en verdad quiero es ganar el Mundial con mi equipo», aseguró.
Durante los 30 minutos que duró la conferencia de prensa, Neymar fue bombardeado por preguntas que, en su mayoría, iban orientadas al papel que debe jugar en el Scratch du Oro y sobre cómo lidiaba con esa responsabilidad de hacer campeón del mundo a Brasil.
«Estoy preparado para ayudarle a mis compañeros, estoy en la cancha para ayudar al 100 por ciento, pero no juego solo, hay 11 jugadores y algunos más en la banca, esto es de equipo. Todos saben lo que deben hacer en la cancha y así podemos ir lejos», comentó.
Por si fuera poco, Neymar usará el mítico ’10’, el mismo que usaron grandes como Pelé o Zico, pero que también utilizaron recientemente Kaká y Ronaldinho, quienes ni siquiera marcaron gol, algo que se ha marcado como una maldición que el delantero del Barsa debe contrarrestar.
«Es un gran honor usar el número 10 que han usado grandes jugadores. Mi primera playera la regalaré a mi mamá», dijo.
Trabajan a marchas forzadas
Un día antes del debut contra Croacia, no sólo la selección de Brasil está cerrando su preparación, en la Arena Corinthians también trabajan a marchas forzadas para terminar el estadio.
El golpe al balón se pierde en el sonido que hace una motosierra y a lo lejos se puede observar una máquina cargando tierra; todo a unas horas del juego inaugural.
A estas alturas, lo que menos preocupa es cómo llega el equipo brasileño, sino que las obras permitan que se lleve a cabo el partido sin problemas.
Y es que lo relajado que se le ve al equipo durante la práctica, contrasta con el esfuerzo que decenas de obreros demuestran en sus rostros con tal de acabar el trabajo.
Por: Fernando Vanegas
