“Jugar en Europa” dijo el pequeño “David” a los 7 años, cuando un reportero del fútbol amateur le preguntó al niño sobre su más grande sueño como jugador. Después, David creció, era bueno, en su categoría el mejor. Empezó a escalar hasta llegar a la primera división con alguno de los equipos mexicanos del momento.
David ya tiene 21 años, y ahora un reportero le pregunta después de haber ganado la final: “¿Qué sigue para David?” “Emigrar a Europa” dice el muchacho recién galardonado con el MVP del partido. David tiene 6 meses en primera división, fue el jugador revelación, se convirtió en el deseo de los más poderosos del fútbol mexicano, muchos pagaban 10, 12, 15… 20 Millones de dólares. Pero a todos les dijo: No. Y es que “David” solo quería una cosa: “Jugar en Europa” dijo …
Seguro la historia de “David” te pareció conocida, y es que en general en el fútbol el sueño es ese, jugar en los mejores clubes del mundo y esos estan ahí en Europa. El problema con el jugador mexicano es que convierte el sueño en un capricho, y cuando las cosas se hacen así, por capricho, al final no salen bien… Ahora cambiale el nombre a David, y ponle, Rodolfo Pizarro, Luis Chavez, Ozziel Herrera, Erick Gutierrez, Lainez, Alan Pulido, etc. “Jugar en Europa”.
Más inflados que un globo con helio
Pasando de la analogía de nuestro amigo David, podemos decir que, en la realidad, el sueño europeo de muchos jugadores mexicanos se ve truncado por diversas razones. Muchas veces son sus promotores, otras tantas los clubes o directivos, pero sea cual sea hay algo en común, los jugadores mexicanos en el mercado de piernas estan inflados, sobrevalorados, hoy te cuesta lo mismo Charly Rodriguez que Pogba.
Hoy pagas 15 millones de dólares por Luis Chávez, y te cuesta lo mismo que Sergio Canales 10 del Betis y seleccionado español. Hoy Chivas es una de las plantillas más caras sin necesariamente mostrar una calidad superlativa al resto.
El problema del mercado mexicano es que un jugador jovén hace 4 gambetas, se quita a dos y anota un “hat trick” en su partido debut y ya es el “El Nuevo Messi”. Vienen los medios y lo inflan, viene su familia y lo infla, viene el club y lo infla, viene el representante (que a veces es su familia) y lo infla.
Dicen que una mentira contada mil veces termina pareciendo una verdad, y eso es justo lo que le sucede al futbolista mexicano joven, lo inflamos tanto que termina sintiéndose merecedor de ser el nuevo 10 del real Madrid. Apodos rídiculos como “el Modric mexicano”, “El Messi Acuña”, “El Pirlo de México” terminan por envenenar a un muchacho que en efecto es bueno y que tiene una carrera por delante. Se pierde, se llena de mentiras… mentiras que son como el helio… LO INFLAN… flota y ya no regresa.
Del sueño al capricho
Después de pasar por el proceso de “inflado” viene un segundo proceso, y es justo en este que todo se va al trasto. El capricho del “Yo quiero Europa, Yo merezco Europa” provoca que el jugador se peleé con su club, rechace ofertas interesantes en el futbol local, y termine yendo a la banca de un equipo de “medio pelo” o a países europeos donde el futbol no es más que el mexicano, como Rusia, Bélgica, Grecia, Escocia, etc.
Y todo por decir “Jugué en Europa”, ponle el nombre que quieras mi estimado lector, lo vivimos con Alan Pulido, lo vivimos ahora con Luis Chávez, Orbelin Pineda, Diego Laínez. Ozziel Herrera no quiere ir a Tigres por ir a Europa, y así seguirá habiendo muchos.
El jugador mexicano es talentoso, pero hay algo que no tiene, y los argentinos, brasileños sí: Madurez para tomar la decisión, y que ésta sea inteligente y no sólo eso…
Un Capricho Mexicano.